Desde APADIS nos sumamos a la celebración del 25N reivindicando que la vergüenza debe cambiar del lado de las víctimas, al lado de los agresores.
El 25 de noviembre se celebra en nuestro país el Día contra la violencia de género. Hasta ahora, hemos vivido cómo ser una mujer victima de violencia suponía en la mayoría de ocasiones avergonzarse por haber sufrido dicha violencia, como si esto fuera algo que dependiera del control de la víctima. Este año, con más motivos que nunca, es fundamental que reivindiquemos que deben ser señalados los que ejercen dicha violencia, y no las mujeres que la sufren. Que la vergüenza debe cambiar de lado.
EL CASO DE GISÈLE PELICOT
Todas recordaremos el caso de Gisèle Pelicot, un caso que actualmente resuena en nuestra sociedad. Gisèle es una mujer de 72 años que vive en Francia y que lleva toda su vida casada con Dominque Pelicot. Tienen tres hijos y parecía que llevaba una vida muy normal. En el año 2020, Gisèle recibió una llamada de la policía, en la que le explicaron que habían encontrado pruebas que indicaban que Dominque, su marido, ha estado durante 9 años, desde 2011 hasta 2020, drogándola y dejándola inconsciente, para después fomentar y facilitar que otros hombres vinieran a su casa a violarla. Para ello, anunciaba en foros en internet esta posibilidad para que se apuntaran todos aquellos que quisieran.
Este acto no era una cuestión de dinero, Dominque no cobraba a los hombres que acudían a su casa por violar a su mujer, sino que les grababa y guardaba estas grabaciones. Fue gracias a estos archivos por los que la policía averiguó lo que Dominque estaba haciendo con Gisèle.
Durante todos estos años, Gisèle Pelicot pensaba que estaba empezando a sufrir los primeros síntomas de alguna enfermedad, porque no recordaba cómo acababa el día y le dolía el cuerpo. Estos síntomas se debían al continuo consumo de las sustancias que le administraba su marido para que perdiera la conciencia.
En total, se han identificado 92 agresiones y hay 51 personas detenidas. Resulta llamativo también que ninguno de los hombres que respondían al anuncio de Dominque, tampoco los que decidieron no participar, dieron la voz de alarma. Consideraron que esta situación era normal. Unos agresores que no cumplían con un perfil determinado, siendo hombres con profesiones muy diferentes, como bomberos, repartidores o periodistas.
Durante el juicio, Gisèle Pelicot ha puesto el foco en que la vergüenza debe cambiar de lado. No es ella la que debe tapar su rostro, sino aquellos que han sido agresores. Este hecho nos sirve como punto de partida para que se produzca este cambio en la sociedad.
APADIS REIVINDICA ESTE CAMBIO DE LADO DE LA VERGÜENZA
Desde APADIS, comprometidos en la lucha contra la violencia hacia la mujer, hemos querido reivindicar este día con un mural en el que se recoge la historia de Gisèle y el peso que ha tenido este caso para que la vergüenza comience a cambiar de lado.
En el mural, todas las personas que forman parte de APADIS han podido añadir su propia experiencia si han sentido vergüenza en alguna ocasión al sufrir algún tipo de abuso o situación incómoda relacionada con la violencia de género. Para que así, sirva como símbolo de que la vergüenza debe cambiar de lado, del lado de las víctimas al lado de los agresores.
